Ginger Rabbit se inspira profundamente en la modernidad de la época dorada del cine mexicano y en las antiguas destilerías, donde el alcohol perfumaba el ambiente y fluía a través de tuberías de cobre hasta llegar a los enormes alambiques.

Para recrear este proceso, concebimos una estructura metálica que se eleva sobre la barra, siendo la pieza central del espacio. Las tuberías, curvadas por todo el techo, se extienden hasta la cava que rodea los muros acristalados, ofreciendo una reinterpretación contemporánea de estos históricos talleres.

En cuanto a los materiales, empleamos terrazo poblano en pisos y muros, cobre pulido y cantera en luminarias y cuero en mobiliario; complementando el estilo artesanal de la cocina mexicana contemporánea que ofrece el restaurante.

La paleta de colores se rige por tonos neutros, convirtiendo la iluminación en el elemento fundamental de este proyecto. El juego de luces crea una combinación única que resalta los detalles del espacio, ofreciendo diferentes atmósferas monocromáticas en el interior.

Como sello distintivo, integramos un arte-objeto, siendo una puerta escultural con la abstracción de la cara de un conejo que da la bienvenida a los comensales en una de las zonas más concurridas de la ciudad. Así mismo, esta abstracción se integra en el menú de comensales, cuidando hasta los más mínimos detalles de la experiencia en este lugar.

El logotipo es la fusión de unas orejas de conejo y un maguey, planta de donde se extrae el tequila, que también pasa por un proceso de destilación. Esta combinación se ajusta perfectamente al concepto mexicano que ofrece la cocina del lugar.